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Chile para todas
Hoy, al desayuno, le mostré a mi persona elegida para pasar el resto de mi vida una noticia que a los dos nos llenó de júbilo: la Cámara de Diputados de Chile aprobó una ley que busca promover y garantizar los derechos de las personas menstruantes, erradicando del comunicado la palabra “mujer”. Al principio no entendíamos de qué derechos se trataban, pero de igual forma nos alegró, principalmente porque al fin un organismo político tuvo el coraje de vetar ese peyorativo con el que se nos ha referido durante siglos. Parte de la moción es para integrar a las personas transgénero y no binarias, cuyas descripciones también son peyorativas, por lo cual todas, todos y todes estamos encantadas de ser definidas por los coágulos que involuntariamente desecha nuestro cuerpo de entre 3 a 7 días al mes. Uno se preguntará, qué pasa con las que aún no se desarrollaron, las que ya alcanzaron la menopausia, o incluso con las que no están “en sus días”, es decir, con los seres humanos que no están en situación de menstruar. ¿Si han perdido su capacidad de menstruar, en qué ser viviente del reino animal se convierten? Es muy sencillo. Siguen siendo seres humanos, pero pasan a definirse por lo que no tienen: pene. Sin embargo, para no ofender a nadie, habrá que definirlas como “personas con genitales especiales”. Porque todos somos iguales, por eso es tan importante la diversidad. Y no me parece justo que haya quien afirme que esto es reduccionismo, solo basta analizar qué derechos se están defendiendo. No se trata de eliminar los impuestos de las toallitas, tampones o copas, no. Si no, ¿cómo se financia el estado? Lo que Chile quiere hacer es implementar programas (que pagarán los ciudadanos con sus impuestos) para informar sobre la menstruación, porque la gran mayoría de la población ignora estos temas biológicos y constantemente los adjudica a accidentes varios y mal de ojo. También quieren capacitar a los profesionales, porque la ginecología es una rama de la medicina muy nueva. Pero sobre todo, su objetivo primordial es someter a los productos de gestión menstrual a un control riguroso de seguridad, porque en definitiva son de naturaleza temeraria y han producido incontables fatalidades. Usar compresas es un deporte de riesgo. Aunque ahora, gracias al cielo, y a Chile desde luego, menstruar se ha convertido para todas, todos y todes en una gestión libre y digna. ¿Cómo no estar feliz con tan excelentes noticias? Así que con el alma tranquila, me despedí de mi persona eyaculante y me puse a acariciar a mi persona en situación de felino doméstico.