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Trece



Trece
Verónica Segura

Mi muy estimado Número Trece
quiero que sepas que yo sí te quiero
No sólo eso, también te respeto

Te han hecho fama de cifra pavorosa y cruel
¡pero qué gran injusticia!
No sé por qué te asocian con tragedias y brujerías 
incluso al Dios de la Guerra

Te acusan de haber arruinado a Doce
por un supuesto crimen apostólico
y no sé cuántas fábulas nórdicas

Aún así te elijo, Trece
si he de jugármelo todo en el casino
u ofrecer una cena lujosa
con trece me aseguro de importunar al vecino

Y es que eres especial, no perteneces a la misma lista 
que cruzar por debajo de una escalera
abrir el paraguas bajo techo
o derramar sal sobre la mesa

No, Trece, ¡por favor!
Siete y Veintiuno no son más que simples amuletos
Tú, en cambio, eres talismán del misterio

Trece, yo – y no te asustes– te considero un primo
Adoro tus vueltas azarosas en la cuerda floja
y ese trote de jazz tan altivo 

Caray, Trece,
cómo no voy a confiar en ti 
si cuando sonríes muestras todititos los dientes

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